¡Tiene narices!

Publicado el 29 de abril de 2025, 9:37

Narices de élite: el sofisticado (y curioso) olfato de los gatos

Si los gatos tuvieran currículum, en la sección de “habilidades especiales” pondrían en negrita: olfato de precisión quirúrgica. Aunque se les conozca más por su agilidad o su mirada de desprecio pasivo-agresivo cuando no les llenamos el comedero a tiempo, lo cierto es que el olfato de los gatos es una herramienta tan afilada como sus garras (pero menos dolorosa).

👃 Una nariz, miles de razones

Mientras que los humanos tenemos unos modestos 5 millones de receptores olfativos (que nos sirven para detectar desde el aroma del café hasta el horror de una zapatilla sudada), los gatos nos superan ampliamente con unos 50 a 80 millones de receptores olfativos. Esto no los pone al nivel de un perro (que puede llegar a tener 300 millones), pero definitivamente los sitúa como unos olfateadores de élite en el mundo felino.

Y no es solo cantidad. El epitelio olfativo de los gatos —la zona donde se alojan estos receptores en la nariz— está especialmente desarrollado. Tienen una región más extensa y especializada que les permite analizar moléculas odoríferas con una precisión que haría llorar de emoción a un enólogo.

🧠 La nariz habla con el cerebro

El bulbo olfatorio (la parte del cerebro encargada de procesar los olores) es proporcionalmente más grande en los gatos que en los humanos. Esto significa que no solo detectan más olores, sino que les dan un significado. Para nosotros, oler pescado puede ser simplemente un antojo; para un gato, es un análisis CSI de frescura, origen y posiblemente del historial médico del pez.

😺 El órgano de Jacobson: el "modo superolfato"

Los gatos tienen además un truco extra: el órgano vomeronasal o órgano de Jacobson, situado en el paladar. Este órgano les permite detectar feromonas, esas señales químicas misteriosas que les ayudan a saber si otro gato está en modo “enamorado”, “territorial” o “me comí tu comida, lo siento no lo siento”.

¿Has visto alguna vez a un gato hacer una especie de mueca rara, con la boca entreabierta como si le diera un calambre en el bigote? Eso se llama respuesta de Flehmen, y es la manera elegante (y un poco teatral) de “aspirar” las feromonas hacia el órgano de Jacobson. Es su versión felina del “mmm... interesante”.

🐾 Olfato = GPS emocional

Gracias a su nariz, los gatos identifican a sus humanos, su casa, su territorio y hasta si su comida es de marca blanca o gourmet. Cambiar de ambientador o mover el sofá puede ser, para ellos, como si les cambiaras de planeta sin previo aviso. Por eso algunos gatos reaccionan como si el nuevo difusor de lavanda fuera una amenaza alienígena.


🐱 En resumen:

El olfato de los gatos no solo es fino, es un instrumento de navegación, comunicación y supervivencia. Así que la próxima vez que tu gato te huela la cara cuando llegas a casa, no está siendo tierno... está leyendo tu “informe de olores”: con quién estuviste, qué comiste, y si has traído algo interesante.

Porque si tú ves el mundo con los ojos, tu gato lo huele con el alma (y con un poco de altivez, también).


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